El cangrejo comió los versos
que tanto aliviaban la ansiedad.
Un surco enorme se ve
donde hubo un volcán de ideas.
Ahora el poeta pregunta por su estirpe;
el repentino fusilazo que traía la tormenta,
el paraíso que habitaba a ratos
donde se podía esconder la realidad,
los pájaros que picoteaban como flores la sien,
el ángulo que sostenía
las lágrimas como un columpio.
Nada se sabe de este animalejo,
a ratos viene y acelera el pulso,
a ratos se va y esta como ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario